¿Diseño Inteligente? Sin duda. Nuestro genoma es una prueba de ello.

«Signature in the Cell», sin lugar a dudas supone un cambio radical en la ciencia del siglo XXI. Nuestro propio orígen encierra misterios que no se explican a la luz de la teoría del orígen de las especies de Darwin. La cuestión es. ¿Por qué la ciencia divulgativa insiste en no reconocer este nuevo paradigma?. El Dr. Stephen Meyer, esta vez, demuestra sin lugar a dudas que no somos fruto de una evolución caótica. Al igual que una obra científica lleva intrínsecamente garabado su código propietario, como si de  un sofisticado software que va mucho más allá de lo inteligible se tratara, nuestro código fuente genético, implica sin duda, una programación procedente de una  inteligencia maestra. Esa creatividad cósmica,  definitivamente no puede ser fruto del azar. La casualidad evolutiva no explica la conciencia colectiva global que nos vincula al universo, como tampoco la selección natural explica lo que somos, lo que seremos y lo que fuimos. No puede haber ciencia si prescindimos de la teoría del diseño inteligente. 

Por fin la cordura llegó a la comunidad científica. Desde el «Big Bang» a la mitocondria así como el resto de los seres vivos, el ADN esconde la mayor de las evidencias: El orígen del Universo no es casual, sino que obedece a la más perfecta de las programaciones jamás ideada.

La microbiología experimentará un giro de 180º tras el legado del Dr. Meyer, pues abre las puertas a un ilimitado campo de investigación, necesario para evolucionar y substituir al Darwinismo. Este cambio, supone para la ciencia un cambio semejante al operado en los tiempos de Galileo.

Gentileza de UNSALMCA01.